Mastografía: La importancia de realizarla a tiempo.

La Mastografía juega un papel central en la detección temprana del cáncer de mama porque puede identificar cambios en los senos hasta dos años antes de que usted o su Médico puedan sentir dichos cambios. Por esa razón la mastografía y la autoexploración son claves en la lucha contra este cáncer.

Pues bien, la Mastografía es un estudio de rayos “X” que se recomienda a mujeres de 40 a 69 años de edad, sin signos, ni síntomas de cáncer (asintomáticas) y tiene como propósito detectar anormalidades en las mamas; que no se pueden percibir por la observación o la palpación, este estudio es realizado por médicos especialistas mediante aparatos llamados “mamógrafos”, con los fines de ubicar cualquier signo de cáncer de mama en sus etapas iniciales.

La mastografía consiste en tomar 2 radiografías de cada mama (de los lados y de arriba hacia abajo). Ahí se buscan cambios o anormalidades en los tejidos del seno, principalmente pequeños nódulos o masas, mismas que con el tiempo pueden convertirse en problemas.

• Tarda aproximadamente 15 minutos y causa ciertas molestias, pero éstas son tolerables.
• No todos los resultados anormales significan cáncer de mama, pues de cada 10 mastografías anormales, sólo una deriva en cáncer.
• Cuando el estudio no se realiza de la manera correcta es necesario repetirlo.
• Si tienes un resultado anormal, será necesario realizar más estudios para tener un diagnóstico definitivo.
• Si el estudio no es adecuado por errores en la toma se te pedirá que se lo repita.
• Lo recomendable es que las mujeres de más de 20 años se practiquen este examen cada 3 años y las mujeres de más de 40 años lo hagan cada año.

Existen 2 tipos de mastografía:

• La mastografía de detección oportuna, también conocida como de tamizaje, que se usa en mujeres que no tienen signos ni síntomas de cáncer de mama.
• La mastografía diagnóstica, se recomienda en mujeres después de que se detecta alguna bolita o abultamiento, o algún otro signo o síntoma de cáncer de mama como, por ejemplo, cambios en la consistencia o color de la piel, hundimientos, aumento de tamaño de alguno de los senos, secreción por el pezón, dolor, entre otros.

Para las mujeres conocer sus senos es de vital importancia, y la autoexploración es una de las mejores formas de hacerlo. Además, es una medida para la detección oportuna del cáncer de mama.

¿Cómo se debe realizar una autoexploración?

La autoexploración mamaria puede hacerse en 4 sencillos pasos:

1. Colocarse de frente a un espejo, con los hombros rectos y las manos en jarras, y observar si el tamaño, la forma y la coloración de las mamas son normales, y si existe alguna inflamación, rojez o deformación, como hoyuelos, bultos, cambios o inversión del pezón.
2. Frente al espejo, levantar los brazos y juntar las manos por encima de la cabeza. Observar las mamas en busca de alguna de las alteraciones que hemos descrito anteriormente.
3. Nuevamente frente al espejo, presionar ligeramente las mamas y comprobar si los pezones supuran líquido, ya sea transparente, amarillento o sanguinolento.
4. Acostarse en la cama y palpar con la mano izquierda la mama derecha y viceversa. Se debe presionar con los dedos juntos, estirados y firmes, realizando movimientos circulares y prestando atención ante posibles bultos o anomalías. Esta exploración debe hacerse de arriba abajo y de la axila al escote.

Algunos de los factores asociados al cáncer de mama, como los genéticos, no pueden modificarse, pero muchos otros sí, y es aquí donde es importante hacer hincapié. Muchos casos de cáncer de mama se pueden evitar adoptando un estilo de vida saludable:

• Seguir una alimentación sana y equilibrada basada en frutas, verduras, cereales, carnes magras, pescados ricos en omega-3 y aceite de oliva. Algunos estudios sugieren que la adopción de una dieta sana podría evitar más del 20% de los casos de cáncer de mama en mujeres premenopáusicas.
• Evitar el sobrepeso y la obesidad: están directamente relacionados con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas, ya que se asocia a procesos inflamatorios y altera la producción de insulina y de hormonas como los estrógenos.
• Limitar o eliminar el consumo de alcohol: se estima que entre el 20 y el 30% de los casos de cáncer de mama se podrían prevenir si se elimina o reduce el consumo de alcohol.
• Hacer deporte: se ha demostrado que el ejercicio físico diario disminuye un 23% el riesgo de cáncer de mama en mujeres premenopáusicas y un 12% en las menopáusicas.
• Evitar la terapia hormonal sustitutiva en la menopausia: esta terapia, que combina estrógenos y progestágenos, eleva el riesgo de cáncer de mama.

Otro factor protector del cáncer de mama es la lactancia materna: el riesgo de desarrollar este tumor en las mujeres que han practicado la lactancia materna es un 13% menor en comparación con las que no han dado el pecho.